Hay pocas cosas en la vida que casan tanto como el vino y la comida. Después de muchos años en el mundo de la hostelería uno se da cuenta de que el matrimonio entre comida y vino es inseparable y que un buen vino puede multiplicar una experiencia gastronómica o, por el contrario, una mala elección puede estropearla.

¿Hay realmente reglas a la hora de encontrar el vino perfecto para cada tipo de comida? A lo largo de mi carrera me he encontrado maridajes insospechados e innovadores con diferentes resultados.

“La carne roja va de maravilla con vinos tintos bien estructurados” ¿Y si innovamos y maridamos un chuletón de Ávila con una botella de Cava Gran Reserva?  La maravillosa estructura de estos vinos envejecidos sobre sus lías y sus burbujas marida espectacularmente con los jugos de las carnes rojas.

Por qué no probar el Cava Rimarts Uvae 100 Meses ?

 

 

“Un buen pescado necesita un buen vino blanco” Lo cierto es que pocos maridajes funcionan tan bien como el pescado y el vino blanco. No hay mejor maridaje que el marisco gallego con la salinidad de un buen Albariño. ¿Pero y si tomamos pescados más grasos como el Salmon?

¿Nos atreveríamos a maridarlo con una Mencía? Aquiana de Bodegas y Viñedos Merayo

 

 

“El chocolate y el Oporto” Regla número uno del maridaje de postres: el vino siempre será más dulce que el postre. O eso es lo que la mayoría de sumilleres te dirán. Pues seguramente ellos no habrán experimentado el placer de un postre a base de chocolate blanco y una copa de Cava rosado. Cava Martinez Rosé, un maridaje perfecto…

 

 

Lo que si que está claro en el mundo del maridaje es que hay que explorar, experimentar e innovar. Muchas veces cometeremos errores y aprenderemos de ellos, otras muchas veces, nos enorgulleceremos de un maridaje que de verdad funciona y que es nuestro.

 

Un abrazo a tod@s